"Como no existía una escuela de formación profesional, tuve que convertirme en autodidacta, dividiendo mi preparación en dos fases estrechamente vinculadas, la cultural y la técnica cinematográfica."

Ángel Alderete: “Siempre me ha gustado crear con la luz”
Todos nuestro lectores conocen el hermanamiento tan especial que tenemos con Lucas, siguiendo paso a paso todo lo que acontece en el panorama del video clip cubano. En los últimos tiempos jóvenes y experimentados realizadores han incursionado en este género audiovisual y los más bisoños han tenido como referente obligado a grandes directores de fotografía que han sentado pautas en esta disciplina tanto en el cine como en la televisión. Entre ellos se encuentra mi invitado al set, un hombre cuyo talento ha quedado plasmado en verdaderas obras maestras, alguien que más que expresar sus ideas parece que está dando una clase, y precisamente una magistral ofrece en esta entrevista donde deja muy claro por qué hay que contar con él a la hora de lograr buenas imágenes. Su exitoso trabajo es el resultado de la perseverancia y la constante superación y definitivamente el clip cubano ha ganado un maestro con su presencia. Los dejo entonces con Ángel Alderete, imprescindible creador que nos ha regalado escenas inolvidables.
ML: ¿Cómo nace en tí la afición por la fotografía?
AA: Siendo un adolescente, mi padre compro una cámara de fotografía para guardar la memoria familiar. Un día presente curiosidad y le pregunte cómo funcionaba y después de unas breves instrucciones, salí con ella al hombro. Cuando por primera vez enfoque por el visor, me quedé fascinado por la magia de la imagen y la posibilidad de captar un momento de una realidad.
Desde entonces, como aficionado, comencé a experimentar con diversas temáticas: retratos de familia, amigos, novias. Mandaba a revelar mis rollos y después, como trofeo, le mostraba a mi padre, que en aquella época trabajaba eventualmente en un estudio fotográfico que quedaba frente a mi casa, coloreando y retocando las fotos que se realizaban en el mismo. Para sorpresa mía, se quedó asombrado por el encuadre de las fotos y los momentos captados. Me asaltó la duda de que sus elogios de padre estuvieran vetados por su amor hacia mí, pero lo cierto es que me enamore de la fotografía, la madre de las artes visuales.
ML: ¿Cómo recuerdas tu primera experiencia como camarógrafo?
AA: ¿Trabajando como dibujante en el Departamento de Animación del ICR, me convocaron por el Departamento de Cinematografía, atendiendo a mi experiencia como ex integrante del equipo nacional de natación, para que manejar una cámara submarina y aprendiera además, los elementos básicos de
la cámara y de la técnica cinematográfica. Es ahí donde comenzó mi formación profesional y cultural transitando por especialidades como: asistente de cámara, foquista y camarógrafo.
Cuando tuve la oportunidad de operar por primera vez una cámara de cine, sentí igual sensación a la de mis primeros pasos en la fotografía. Sabía que iba a filmar 24 fotos en un segundo, donde esa imagen iba a tener movimiento y la luz formaría parte importante en mi expresión artística. También tengo que decir que sude y me puse muy nervioso, porque tuve que esperar el resultado del laboratorio y la opinión del Director de la aventura Tupac Amaru con quien estaba trabajando. Por suerte, quedaron contentos con mi trabajo y este fue el inicio de esta larga carrera de mi vida.
ML: ¿Quiénes tuvieron que ver con tu formación para llegar a convertirte en
director de fotografía?
AA: Como no existía una escuela de formación profesional, tuve que convertirme en autodidacta, dividiendo mi preparación en dos fases estrechamente vinculadas, la cultural y la técnica cinematográfica.
En la cultural nos reunimos un grupo de personas en casa de Teresita Ordoqui y Simón Escobar para debatir películas desde el punto de vista formal y estético. Existía un ambiente de creación que no importaba el horario ni los días para encontrarnos. Estos encuentros me brindaron una base sólida de cultura general y cinematográfica. En cuanto a la técnica cinematográfica tengo que agradecer a Esteban, camarógrafo del noticiero de televisión que me convocó a trabajar como su auxiliar y mis primeros contactos con la cámara se debieron a la gentileza de este buen amigo.
Al incorporarme al departamento de cinematografía tuve dos grandes Maestros, Ñico Ruiz y Urbano.
Ñico cursó estudios de Director de Fotografía en Estados Unidos, formándose en el cine de ficción, trabajado como operador de cámara en películas importantes como El viejo y el mar. Era un hombre muy sensible y
dado a enseñar sus conocimientos a los jóvenes que se interesaban en el oficio y el trabajo, nos hicimos grandes amigos. Gracias a él, pude acceder a libros de obligada referencia para la formación de directores de fotografía.
Igualmente me dio dos consejos muy importantes, el primero: saber cuando llegas al set de filmación, dónde emplazar la cámara y a partir de ahí dónde colocar la luz; el segundo: que en el largo camino de la profesión,
cada proyecto a enfrentar está en juego la vida, que nunca debe uno conformarse con lo alcanzado y que cada proyecto es un nuevo reto a vencer.
Urbano un hombre lleno de sensibilidad en el trato con las personas, un maestro de la cámara en mano, formado en el Noticiero ICAIC. Con él aprendí cómo acercarme con respeto a las personas y a la realidad
cotidiana. Fue la primera persona en brindarme la oportunidad de operar la cámara en un documental. En su casa y junto a su esposa, Tete Vergara, pude relacionarme con importantes intelectuales de la época.
Por eso afirmo que mi formación integral se la debo a estos dos grandes amigos y profesores.
ML: ¿Qué es el Director de Fotografía?
AA: Para algunos es el resuélvelo todo de una filmación, para otros el intérprete de lo que dice el Director y para otros el brazo derecho de éste.
Para mí, como tiene carácter de Director, es la persona que hace la luz, la que le da forma y vida a la imagen. Es la única persona capaz de realizar la visualización dramática de una historia e igualmente maneja
altos conocimiento de la técnica a emplear y poner ésta en función del trabajo artístico.
Pero creo que la responsabilidad principal es comprender, compartir y desarrollar un estilo y una estética de la obra de arte.
ML: ¿Hasta qué punto la visión del director de fotografía puede hacer cambiar la decisión del director general del proyecto?
AA: La fotografía es el lenguaje principal del cine, sin fotografía no hay cine ni video. Cada plano es en cuanto a literatura, una letra que va conformando palabras, párrafos, cuartillas e historias. Sin el dominio del
lenguaje cinematográfico, la película es tartamuda y no fluye la historia.
El trabajo conjunto del Director y el fotógrafo es un desafío de encuentros y desencuentros. En muchas oportunidades los criterios estéticos y de conceptos artístico pueden provocar divergencias. Solo aquellos que tengan la capacidad de escuchar y respetar los distintos puntos de vistas, podrán encontrar el camino de la creación.
En mi caso, he tenido experiencias positivas con la mayoría de los Directores con los cuales he trabajado. En la serie La Botija, por sólo destacar un proyecto, en plena discusión del guión se cambió el inicio de la serie al tomarse en consideración un criterio estético visual planteado por mí.
Igualmente Rebeca Chávez, Directora del largometraje de Ciudad en Rojo y Daniel Díaz Torres, Director del largometraje Lisanka, establecieron, desde el inicio, un nivel de comunicación artística excelente que permitió
un resultado visual de acuerdo a las historias que se querían contar.
ML: De tu experiencia en el cine ¿Cuál hasta la fecha consideras el mayor reto que has tenido que asumir?
AA: El primer reto fue el largometraje María Antonia, bajo la dirección de Sergio Giral. La historia se desenvolvía en una Habana de los años 50, en una Habana distinta y un contexto social y político distinto. Lograr ese ambiente habanero en un espacio de 100m donde se recreaba el barrio chino, la sala de juego, prostíbulo, vendedores ambulantes, los personajes de la época (chulos, dandis y mujeres de sociedad) con una atmósfera densa y decadente fue mi mayor reto.
Después vendrían otros no menos complicados: Ciudad en Rojo, donde tuve que estudiar todas las imágenes de archivo de la época que serían utilizadas en la película, y a partir de éstas, igualar cromáticamente las nuevas imágenes que se filmarían en Santiago de Cuba y La Habana, para lograr así una veracidad visual de la época.
ML: ¿Cómo se logra desde el punto de vista visual crear un estilo, un sello?
AA: El estilo se determina a partir de una visión de la vida a través de la luz. Ella es un elemento primordial para el fotógrafo al momento de recrear la atmósfera que se quiere lograr. Siempre me ha gustado crear con
la luz, es como un juego entre sombra y luz.
Para lograr un sello todos sabemos que hay que iluminar bien, componer bien y dar una exposición correcta. Para mí lo más importante para lograr un sello es crear una serie de imágenes que conmuevan y emocionen al momento de contar una historia.
ML: ¿Cómo valoras la interrelación que debe existir entre diferentes disciplinas como maquillaje, vestuario, luces para que el resultado de la fotografía llegue a feliz término?
AA: La escenografía y la ambientación junto con el maquillaje, vestuario e iluminación son elementos decisivos para lograr una buena fotografía. Se logra una buena fotografía cuando los distintos departamentos que intervienen en una película están estrechamente vinculados.
No se concibe un fotógrafo ajeno al trabajo de maquillaje, vestuario, escenografía y ambientación. Un mal maquillaje puede destruir la caracterización de un personaje; una mala escenografía y ambientación
pueden malograr una determinada atmósfera. Todas estas especialidades tienen que unificar los criterios estéticos del Director, Director de Fotografía y Director de Arte.
ML: ¿Como evalúas el video clip dentro del panorama audiovisual y que cambio de códigos exige a la hora de ejercer la dirección de fotografía?
AA: El video clip es un trabajo de publicidad para solistas, orquestas o grupos musicales. Generalmente el que rige el trabajo de promoción es la disquera que estudia y domina los segmentos del mercado que resulta de su interés.
Los códigos visuales, de montaje y de fotografía deben responder a la pura publicidad. El trabajo fotográfico basado en los encuadres, atmósfera e iluminación son elementos esenciales para apoyar este criterio y uno de sus retos principales es cuidar la imagen del músico que, en términos publicitarios, sería el producto a vender.
Hay que tener en cuenta también, las modas estéticas que marcan la tendencia publicitaria a nivel mundial.
ML: ¿Se pone la imagen en función de la música?
AA: La imagen y los demás componentes tienen que estar en función del estilo musical. Existen códigos visuales para los distintos géneros musicales. Por ejemplo, el rock sus códigos visuales son los colores
fuerte y contrastantes y la cámara por lo general es agresiva. El reguetón todos sus integrantes se expresan delante de cámara con lentes angulares, aparece siempre la mujer como elemento escenográfico, mientras que la cancionista en términos generales., utiliza iluminaciones suaves con colores apastelados y los salseros utilizan colores primarios fuertes y siempre hay un elemento tropical dentro de la escenografía.
ML: En este plano del video clip, ¿qué próximos proyectos podemos esperar de Ángel Alderete?
AA: Próximamente debo realizar tres videos clip: Miriam Ramos, Beatriz Márquez y Amaury Pérez todos bajo el sello de Producciones Colibrí.
ML: ¿Y en el cine alguna novedad?
AA: Próximamente filmaré con Árturo Santana un corto de ficción y un largometraje, ambos bajo la producción del ICAIC. También está en planes para el año que viene otro largometraje dirigido por Rigoberto López y producido igualmente por el ICAIC.
Gracias a Ángel Aderete por su tiempo y sus letras, palabras que ilustran por sí solas que el trabajo que sale se su cámara se “Ve y Suena Cubano”.